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June 1, 2020
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¿Cuánta CAJA generaremos?

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Siguiendo con la temática acordada de responder preguntas básicas para que el dueño de una PyME pueda utilizar a su favor las herramientas  que nos dan Las Finanzas, es momento de responder a la tercer pregunta de las cinco que comentamos anteriormente y que se vuelven indispensables para poder adentrarnos al mundo de las Finanzas: ¿cuánta “caja” generaremos?

En el ámbito empresarial es mucho más común hablar de “utilidad” que de “CAJA“.  Esto se debe a que solemos tener una cultura más contable que financiera. La contabilidad lleva muchos años entre nosotros y la “utilidad” es un concepto muy arraigado, sin embargo, el concepto de utilidad es insuficiente, en primer lugar porque la utilidad es una  convención contable, es decir, una empresa puede declarar más o menos utilidad tan sólo con modificar algunos asientos contables, nos referimos a los asientos de amortizaciones, provisiones, activación de gastos e inversiones, etcétera.  Dentro de las Normas de Información Financiera estos asientos son lícitos y posibles, pero pueden cambiar sustancialmente la utilidad contable del periodo, sin embargo, la caja no se puede cambiar.

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Una vez que la empresa ha realizado todos los movimientos de ingresos y pagos correspondientes al periodo, lo que queda en “caja” es lo que la empresa debe gestionar a fin de ejecutar las decisiones del negocio. La caja no engaña, y por eso es la fuente última y más importante de evaluación del negocio.

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Se preguntarán nuestros clientes si la utilidad contable es un concepto que ha quedado obsoleto y que se debe descartar. La respuesta es rotundamente NO. En ningún caso sería este el mensaje, puesto que el principal componente de la CAJA continúa siendo la utilidad contable y se generará a partir de una buena cifra de ventas con buenos márgenes de utilidad; lo que queremos decir es que la “CAJA” no solo son las utilidades, sino que hay otros factores que influyen y que debemos tener en cuenta para realizar una correcta gestión financiera.

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La “CAJA” es la variable que utilizan los financieros, mientras que la “utilidad” es una variable que utilizan los contadores y los fiscalistas. Para un buen financiero la “CAJA” actual y futura que genera la empresa es la principal variable de gestión.

Si la CAJA que generamos hoy es importante, mucho más importante es conocer o prever la que generaremos en el futuro. Las empresas tienen planes de futuro que se basan en inversiones, crecimiento de ventas, mejora de los márgenes, entre otros, y que requieren unas fuentes de financiación, ya sea en forma de capital o de deuda, esta combinación de capital y deuda exige un retorno; el capital en forma de dividendos y la deuda forma de devolución del principal y pago de interés acordado.  Para estimar la generación futura de CAJA, definir correctamente la proporción de capital y deuda que necesitamos y convencer a los proveedores de ambos recursos -capital y deuda- de que vale la pena invertir en el negocio, necesitaremos hacer un ejercicio de planeación financiera.

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La planeación financiera consiste en construir cuentas de resultados, balances y estados de caja provisionales futuros bajo unas hipótesis de negocio explícitas y bien argumentadas. La planificación financiera es, pues, el ejercicio que acompaña a un plan de negocio y que nos permite conocer:

  • Cuántos fondos necesitaremos y en qué momento para financiar el crecimiento.
  • Cuántas cajas generaremos y si seremos capaces o no de devolver la deuda que necesitamos.
  • Qué equilibrio patrimonial tendremos en cada circunstancia y qué debemos hacer para mantenerlo.
  • Qué tan atractivo es nuestro negocio para los inversores.

El futuro de la empresa depende de la CAJA que generará y tener esta información actualizada es un ejercicio más que recomendable.

 

Bibliografía: Las finanzas como instrumento de gestión de las PyMEs,
Ed. Libros de cabecera, 1ª Edición 2013.

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